El pasado mes de Junio se nos fue Juan, compañero, amigo, persona de palabra, de confianza entre los que le conocíamos.

Compartí con él más de diez años de ilusiones, proyectos y dificultades en el Mas de Noguera. No sé si llegamos a ser amigos de los que llamamos íntimos, en algunos aspectos creo que sí, teniendo en cuenta la forma de ser reservada de los dos.  Lo que sí que fuimos sobre todo es compañeros en todo el sentido completo y  bueno de la palabra.

Juan llegó al Mas allá por la primavera de 1997, aunque anteriormente ya había colaborado como miembro de ADAE en algunas de las actividades formativas que por aquel entonces llevábamos a cabo relacionadas con el desarrollo rural y la agricultura ecológica.  En aquel momento, a través del Centro Rural de Información Europea (CRIE), participábamos en un proyecto de cooperación internacional sobre buenas prácticas en sensibilización medioambiental. El enfoque de las actividades a realizar por nuestra parte se dirigió hacia la promoción de la agricultura ecológica. Para llevar a cabo el proyecto le propusimos a Juan que se incorporara al CRIE para juntos llevar adelante las actuaciones que nos habíamos planteado. La verdad es que la parte de financiación que nos correspondía no era muy alta pero, para personas que estábamos acostumbrados a hacer con muy poco, la estiramos y como luego contaré conseguimos poner en marcha acciones que le dieron un empuje importante en aquellos años a la AE.

De esos años de relación en el Mas me gustaría resaltar tres aspectos  que pueden ayudar a completar su semblanza.

El primero es bastante conocido, es el de Juan como un divulgador y un activista a favor de una agricultura y ganadería ecológica. En el proyecto de cooperación internacional que nombraba unas líneas más arriba, su presencia fue fundamental en varias de las acciones locales que se desarrollaron y que fueron decisivas en el impulso de la agricultura ecológica en el País Valenciano, entre ellas quiero destacar dos:

La creación del Seminario Permanente de AE que con un enfoque holístico reunió tanto a agricultores, ganaderos, apicultores y técnicos como a consumidores, educadores, ecologistas o conservadores del patrimonio cultural.   Sus principales objetivos fueron los del desarrollo de la Agricultura Ecológica  y su divulgación entre la población.  Reuniones, documentos que se compartían, grupos de trabajo, sinergias ... la vivimos como un periodo extenuante y a la vez apasionante. A resaltar los materiales de difusión y el apartado de AE dirigido por Juan incluido en la página web del CRIE que fue en su momento una referencia para todos los interesados en la agricultura ecológica.

La organización, en el mes de noviembre de 1997, del primer Congreso Valenciano de Agricultura Ecológica fue un hito por cuanto supuso de trabajo cooperativo en su organización con grupos de deliberación y documentos consensuados, por su éxito de participación y seguimiento, y por el espaldarazo que supuso ante la administración autonómica. Su labor en la coordinación de los grupos de trabajo y en la organización general fue impagable.

El segundo aspecto a resaltar es el de su papel como responsable de formación y de las experiencias realizadas en el Mas entre los años 1.999 a 2010, en especial las de ganadería ecológica y sobre todo, en el de avicultura de puesta de huevos. No es difícil encontrar sus trabajos, serios y meticulosos, en internet pues normalmente los presentaba en los Congresos de la Sociedad  Española de Agricultura Ecológica o en publicaciones como la Fertilidad de la Tierra.

En tercer lugar, siendo quizás su aspecto menos conocido, es el que a continuación  quiero señalar. No es otro que la figura de Juan como cooperativista, COOPERATIVISTA, así con mayúsculas. Porque Juan lo fue de los de convicción, de los que sienten los principios cooperativos. Hay palabras, relacionadas con estos principios que no puedo desligar de su figura: participación democrática, responsabilidad, capacitación, interés y trabajo por la comunidad, cooperación.  

Para quienes fuimos sus compañeros era la persona que sabíamos teníamos al lado, ni delante ni detrás, al lado. Decidiendo y apoyándonos mutuamente, con el respeto y la confianza como una de nuestras señas de identidad.

Fueron años de mucha creatividad, de llevar a la práctica muchos ilusiones (la depuradora de lagunaje, el nuevo gallinero, las mejoras en el sistema de energías renovables, encuentros y cursos de formación, etc.) que Juan vivía  con ese entusiasmo reservado tan suyo. También de compartir muchas dificultades pues el Mas de Noguera es una iniciativa compleja que requiere mucha energía y esfuerzo. No, no siempre fue fácil. Tampoco estuvimos siempre de acuerdo en todo, pudimos llegar a discutir, en alguna ocasión a sentirnos molestos, pero el respeto y la lealtad que nos teníamos nos rescataba y nos permitía seguir compartiendo el compromiso que teníamos con el proyecto del Mas.

Mientras escribo estas líneas no puedo despejar la emoción por su ausencia, por lo que vivimos y compartimos, por su lucha callada contra la enfermedad,. Y siento que, aunque el escepticismo y el desengaño nos roe la vida, que aunque nunca veremos  el mundo que soñamos, personas como Juan son las que  nos animan a seguir,  a perseguir "esa hermosa mañana para que algún día pueda ser".

 

Marcelino Herrero Salvador

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